Nicaragua demuele el pasado
Fuertes ráfagas de viento alborotan las aguas verduscas del lago de Managua, la capital de Nicaragua, y dan un alivio al calor que hace sudar a chorros a decenas de obreros de la Alcaldía capitalina. Llevan dos semanas luchando para derribar dos monumentos insignia de la ciudad: la llamada Concha Acústica, construida para organizar conciertos públicos, y el Faro de la Paz, el gran monumento a la guerra civil de los años 80, a cuyos pies fueron enterrados miles de fusiles usados durante el enfrentamiento, que acabó con la vida de miles de nicaragüenses. El sol muerde con ferocidad la piel, pero los obreros, con parsimonia, han cumplido las órdenes: Nicaragua se ha quedado sin dos símbolos de su pasado reciente.
La Concha Acústica fue construida en 2004, durante la Administración del ahora fallecido alcalde sandinista Herty Lewites, visto en su momento como uno de los principales rivales de Daniel Ortega para hacerse con el liderazgo del Frente Sandinista de Liberación Nacional y duro competidor a la presidencia de Nicaragua. Lewites murió en julio de 2006, meses antes de las elecciones que devolvieron al poder a Ortega. El monumento costó más de un millón de dólares y fue construido en parte con fondos donados por Taiwán. Se levantaba cerca de las costas del Lago de Managua, en el lugar donde, en 1995, Juan Pablo II congregó a unas 500.000 personas en su segunda visita al país, invitado por Barrios de Chamorro. Karol Wojtila dijo en aquella ocasión, emocionado ante el recibimiento ofrecido, que su primera visita a Nicaragua en 1983, con el régimen sandinista en el poder, había sido “una gran noche oscura en comparación con esta eucaristía del sol”. Los católicos nicaragüenses recuerdan con veneración aquella mañana de febrero.
El Faro de la Paz se levantaba a unos metros de una gran explanada que baja al lago. Esta es la zona “terremoto” –como le dicen los managuas– de la capital, la que colapsó hace ya más de 40 años por un terremoto que dejó más de 10.000 muertos en 1972. Autoridades de la Alcaldía capitalina aseguraron que la destrucción del Faro y la Concha Acústica fue tomada porque ambos monumentos representaban un “riesgo” para la población, dado que podrían colapsar en caso de fuerte actividad sísmica, como la que se registró en abril en las costas del Pacífico del país. Entonces se produjeron dos terremotos que superaron la magnitud 6 en la escala de Richter, seguidos de varios sismos que mantuvieron en vilo a los capitalinos por una semana.
faro de la paz |
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